Ultimo Momento

Pensar los próximos 20 años, a partir de estos 20 años del último estallido social

Por Maximiliano Borches. A 20 años del estallido social que puso fin al (último hasta ahora) gobierno radical, encabezado por el expresidente fallecido Fernando de la Rúa, se torna imperioso pensar los próximos 20 años de la Argentina. El neoliberalismo, como rostro más atroz del sistema capitalista, inevitablemente deriva en caos, hambre, marginación y muerte. Esos mismo postulados neoliberales, hoy son representados por la segunda Alianza: “Juntos por el Cambio”, que apoyados por sus segundas marcas (Miley y Espert) y los idiotas útiles de la izquierda adolescente y del bloque Federal, dejaron a la Argentina sin Presupuesto para el año 2022, comprometiendo seriamente el desarrollo de las provincias.

Las funestas jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, históricamente comenzaron el 16 de junio de 1955, cuando la por entonces denominada “Unión Democrática” (UCR, conservadores, partidos socialista y comunista, la mayor parte de la Iglesia Católica y las fuerzas armadas) derrocaron al gobierno popular de Juan Domingo Perón e impusieron desde entonces –hasta nuestros días- a la Argentina bajo el sometimiento del Fondo Monetario Internacional (19 de abril de 1956).

Desde entonces, el Estado nacional y las generaciones de argentinos hasta el presente, se desarrollaron bajo la bota de los organismos multilaterales de crédito, que no solo impusieron e imponen sumisión económica; básicamente llevan adelante su programa de dominación política y soberana, con el guiño de gobiernos de facto y civiles cómplices de la entrega de los intereses nacionales.

Si hacemos un balance de estos gobiernos, que se desarrollaron desde 1955 hasta el presente, solo tres frenaron esta dinámica entreguista: el último gobierno de Juan Domingo Perón y los de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. En la actualidad, la gestión del Frente de Todos encabezada por Alberto Fernández, lleva a cabo una delicada partida de ajedrez al interior del laberinto del Minotauro que volvió a traer por estas tierras el expresidente Mauricio Macri. Veremos el final que tendrá esa partida.

La memoria suele ser un ejercicio esquivo para gran parte de nuestro pueblo. Una vez caído el gobierno de Fernando de la Rúa, en el año 2003 volvió a ganar en primera vuelta Carlos Menem, el mejor alumno que tuvo el “Consenso de Washington” luego de las infinitas lágrimas derramadas una vez más por los radicales, y en particular por uno de sus máximos fracasos históricos, aunque “salvado” por la visión progresista de la historia contemporánea: Raúl Alfonsín. Sin embargo, y gracias a que Menem decidió en aquel año ahorrarse la “vergüenza” de perder en segunda vuelta, Néstor Kirchner termina ganando las elecciones para el bien del país y de la generación pos-estallido 2001. En este sentido, siempre es saludable recordar que el “trabajo sucio” de la por entonces destruida economía nacional, lo realizó el expresidente Eduardo Duhalde, quien logró reencauzar a la Argentina durante su interinato de poco más de dos años.

Cuando se creía superada la experiencia del neoliberalismo en nuestro país, en 2015 gana las alecciones Mauricio Macri, quien al poco tiempo de asumir reinserta al país en el Fondo Monetario Internacional, nada más y nada menos a través de una descomunal deuda externa de 44 mil millones de dólares a pagar en cuatro años…Si se quiere, la peor pesadilla del presente y el futuro próximo del país.

La historia social, política y económica de la Argentina es pendular: oscila desde hace un siglo entre proyectos populares de inclusión y proyectos neoliberales de exclusión. En parte, por cierta inmadurez social; en parte también por el deseo aspiracional-fantasioso y de auto-odio del argentino promedio; y en parte por el desinterés de conocer realmente que plantean las distintas fuerzas políticas, al momento de emitir el voto. Es fundamental en este sentido, entender que al momento de votar, no se lo hace por una persona, sino por el proyecto que encabeza. Ese mismo proyecto que luego deriva en desarrollo con soberanía política, o en aperturas indiscriminadas de importaciones con entrega del patrimonio nacional.

En 2023, los argentinos volveremos a elegir Presidente. Es en esta línea donde urge pensar los próximos 20 años, a partir de estos 20 años del último estallido social que dejó 38 argentinos asesinados por la represión policial en todo el país, 36 de ellos en Plaza de Mayo y alrededores. Nunca más.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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