Del daño a la recuperación del stock ganadero
Para comenzar a explicar por qué llegamos al punto en el que una leve recuperación del consumo interno asfixia a la oferta actual, debemos recordar que la sequía de 2023 dejó al país con menos vacas (-2,5%) y menos terneros (150.000), con lo cual se redujo la producción de carne y se distorsionó el mercado. Si bien existe una recomposición parcial, porque los productores ganaderos están reinvirtiendo e intentando propiciar un escenario de retención de hacienda para aumentar el stock del rodeo nacional, queda claro que todavía falta mucho tiempo para recuperar la base ganadera perdida.
Es que no sólo debieron enfrentar las inclemencias climáticas, sino también las políticas destructivas e intervencionistas de quienes empujaron a los productores a reventar el stock vacuno con la única premisa de inyectar carne al mercado interno para bajar el precio, sin medir las consecuencias. Lo que vemos hoy, también es parte de esas decisiones políticas sin sustento productivo.
En este sentido, Rafael apuntó contra la falta de políticas ganaderas de largo plazo para aumentar la producción y destacó: “Hace años que no se trabaja en serio para generar más cabezas de ganado o mejorar el peso de faena. Nos hemos perdido casi dos millones de cabezas por la sequía y las malas decisiones. Si no se mejora la oferta, los precios van a seguir subiendo”.
Consumo de carne rebota, pero con riesgos
Distintos analistas coincidieron en afirmar que el precio de la carne se mantendrá firme o seguirá aumentando levemente, porque la producción no alcanza para abastecer la exportación y el consumo interno. Es probable que el comportamiento de los precios no sea de altibajos como se vio el año pasado, sino más bien de una tendencia al alza, cuyas claves se centran en una oferta escasa y una demanda que (afortunadamente) sigue creciendo.
En total, el consumo de carnes rondaría los 113 kilos por habitante en 2025 un 3% más que en 2024. Este repunte en el consumo (de todas las carnes) podría frenarse si se disparan los precios al mostrador. El problema no es la demanda, sino la producción, por lo tanto, si no se generan condiciones para aumentar la oferta, el mercado volverá a mostrar cierta tensión que se verá reflejada en un nuevo aumento de precios en la góndola.