Ultimo Momento

Un Calígula adolescente con aires de Fabián Show que no puede pisar la calle

Por Maximiliano Borches. Quizá sea la última foto pública de uno de los trastornos disociativos de Javier Milei, verdadero personaje bizarro y despótico que sintetiza el sentir de un sector de la sociedad argentina, en el que a fuerza de varias decenas de miles de dólares -cuyo origen urge conocer para bienestar y transparencia de la democracia- logró colmar el estadio cerrado Movistar Arena, ubicado en el porteño barrio de Villa Crespo, tras movilizar cientos de micros que llevaron gente -en gran medida paga- desde distintos puntos del país, para autosatisfacerse a través de distintos movimientos espasmódicos, que más que recordar a David Lee Roth, parecieron ser un homenaje póstumo al cantante popular Fabián Show (ver video abajo)

Lo cierto es que el tiempo se le agota a Javier Milei, y el tic-tac de una bomba activada por un temporizador suena en su cabeza como si se tratase de los sonidos del cuento «El corazón delator». Su presidencia es un verdadero error de la Historia contemporánea y la consecuencia más brutal y descarnada de las cuantiosas equivocaciones, exceso de progresismo pacato, idiotez política y alejamiento total de la  praxis que enseña la Doctrina Justicialista, ocurrido durante el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. En estos casi dos años que lleva de gestión, Milei hizo más daño que Macri y De La Rúa juntos. Ahora las urnas -y principalmente las calles- empiezan a ser los verdaderos vasos comunicantes de un hastío social en vertiginoso crecimiento, que más temprano que tarde hará tronar el escarmiento.

La crisis política y económica que atraviesan el país y la administración Milei es de una magnitud enorme. No solo se ve obligado a descartar primeros candidatos de lista, como el sádico José Luis Espert, que tras gritar hasta el cansancio «cárcel o bala», tuvo que bajarse de su primera candidatura a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, cuando se conoció públicamente (por una investigación de la Justicia de Texas y un asiento contable del Bank of América) que recibió una transferencia de USD 200 mil, voló 35 veces en su jet privado y utilizó la camioneta blindada durante la campaña de 2019, del narco argentino «Fred» Machado, preso en el domicilio de su madre en Viedma, a la espera de ser extraditado a los Estados Unidos por lavado de activos y narcotráfico.

También, la gran lista de errores autoinfligidos por sectarismo, idiotez y/o trastorno místico que llevó a Milei a dialogar en sus fantasías solitarias con Moisés (aunque sin precisar si antes o después de recibir los Diez Mandamientos…) lo sumieron en un ostracismo político tan oscuro y profundo que se vio obligado a llamar a uno de los principales hombres del «Círculo Rojo» que maltrató: Mauricio Macri. Y prácticamente se rindió a sus pies.

Entre tanto, la realidad hace estragos como una daga sedienta de sangre en millones de familias argentinas que si bien ya venían golpeadas, el ajuste escandaloso aplicado en nombre de la «libertad» destruyó en varios casos los restos que quedaban de una vida digna, y en el medio cerraron 16 mil pymes y decenas de miles de comercios, se perdieron 240 mil puestos de trabajo registrado, bajaron la calidad de la atención médica y en gran medida de la educación,  y enterraron una serie de políticas inclusivas como el FINES, PROGRESAR y PROCREAR -entre tantos otros- que hacían un poco más fácil las estructuralmente difíciles vidas de millones de argentinos, en particular de los más jóvenes.

Si algo caracteriza al gobierno de los hermanos Milei y su corte de terratenientes y putas del poder, es el desprecio oceánico por el pueblo argentino y la República Argentina en su conjunto.

Milei se mira en el espejo de Calígula

“Si lo que cuenta es el tesoro público, hay que admitir que la vida humana no tiene ningún  valor. El dinero lo es todo”, escribió Albert Camus en su obra de teatro “Calígula”, y agrega: “Este mundo carece de importancia. Descubrirlo, es conquistar la libertad. En todo el Imperio, solo yo soy libre”.

Con una marcada inclinación al despotismo, y al igual que el emperador psicópata de Roma, Cayo Julio César Augusto Germánico (Calígula), el anarcolibertario Javier Milei soñó con la suma del poder público apenas asumió su mandato. Hoy, muy lejos de esa posibilidad debido a su marcado derrumbe, solo es otra fantasía de su imaginario infantil.

Mesiánico y bipolar, el presidente Javier Milei, se refiere a su hermana tarotista, médium, y actual Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, como ‘El Jefe’, jugando con la imaginación de sus conciudadanos al referirse a ella como ‘primera dama’ o la compara con Aarón, el hermano de Moisés que transmitía al pueblo judío los mensajes del profeta.

En un tiempo toda la farsa de esta nueva tragedia argentina será un recuerdo, y con el paso de más tiempo, otra anécdota de la debacle nacional. Quizá, las nuevas generaciones que por estos días comienzan a volcarse a las calles y adquieren sus primeras experiencias políticas en un escenario de adversidad, enfrentando repetidas represiones y abusos policiales y de las fuerzas federales de seguridad, logren  torcer este aparente destino argentino a la autodestrucción, el conformismo y la autocompasión.

Todo tiempo futuro será mejor.

 

 

Comentar

Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

*

x

Check Also

Silvio Rodríguez en Moreno

El cantautor cubano recorrió el Centro Cultural “La Chicharra” y el Instituto Superior de Formación ...