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Alimentarse no puede ser un privilegio: la falta de mayor firmeza y control de precios potencia la especulación y el encarecimiento

Sin eufemismos ni segundas intenciones, Juan Perón afirmaba que: “la gente es buena, pero si se la controla es un poco mejor”. La referencia inmediata de esa potente frase, tuvo y tiene como receptor a los formadores de precios de alimentos, y bienes de consumo masivo, indispensables para el desarrollo armónico de la comunidad argentina. Hace un año y medio –aproximadamente- los precios de los alimentos en la Argentina cada vez son más prohibitivos. Es claro que solo con los “Precios Cuidados” no alcanza. El Gobierno nacional cuenta con una herramienta que es la Ley de Abastecimiento (N° 20.680), y si se decide, con la política de implementar firmes controles tanto en las empresas productoras de alimentos, como en supermercados y mercados de cercanía, para que cumplan con la aplicación de la Ley de Góndolas (27.545), y se ofrezcan productos a precios razonables para los alicaídos bolsillos de los argentinos.

La Argentina enfrenta serias urgencias en distintos frentes, en particular en el económico, donde la debilidad política de la gestión Fernández es aprovechada a diario por la especulación y las operaciones de los poderes fáticos y grupos financieros internacionales; a las que se le suma la gigantesca deuda de 45 mil millones de dólares legada por Mauricio Macri (recordemos que Argentina se había desendeudado definitivamente con ese organismo multinacional vampiresco, en el año 2005 por decisión política de Néstor Kirchner), que no solo condiciona políticamente a la actual gestión, sino que además, debilita enormemente su poder de juego económico.

En este contexto, continúa desarrollándose una de las peores situaciones que afecta directamente la cotidianidad de los argentinos: el encarecimiento sostenido de los alimentos y otros productos de primera necesidad, que no solo los convierten en prohibitivos para las mayorías populares, sino que genera un desánimo político que de a poco comienza a ser capitalizado por los verdaderos verdugos del futuro argentino: la alianza macrista/radical/lilito, que ensaya un nuevo rostro tras el fracaso de Mauricio Macri en su paso por la presidencia: el de Horacio Rodríguez Larreta.

Según INDEC, El costo de la canasta básica alimentaria subió 45,3% en 2021

En este contexto especulativo, se descubrió que distintas empresa alimentarias, como Procter and Gamble y Unilever, La Campagnola, Bagley, Pehuamar (Pepsico), La Serenísima (Mastellone), Molinos Rio, Danone y Las Marías –entre otras- lanzaron precios que difieren sutilmente (en apenas unos gramos más o menos en sus envases de las características a las cuales se comprometieron para ser ofrecidos en el marco del acuerdo “Precios Cuidados”, que generan confusión en el consumidor y en algunos casos cuestan un 80 por ciento más caros que los del plan oficial.

Urge la necesidad de aplicar políticas que pongan un freno a la especulación y el encarecimiento de la comida. Solo falta –quizá lo más importante- la decisión política del gobierno del Frente de Todos, para que después no sea demasiado tarde.

 

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