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La foto que no tuvo que haber sido no es peor que el megaendeudamiento con el FMI, la estafa al Estado con el Correo Argentino o la destrucción del entramado productivo que dejó el macrismo/radicalismo

Por Maximiliano Borches. Resultó canallesco, y también -quizá- bufonesco, escuchar a referentes de la Unión Cívica Radical, como el cansado Mario Negri, y otros colegas suyos de la junta macrista/lilito, pedir el “juicio político” al presidente de la Nación, Alberto Fernández, quien ofreció públicamente disculpas tras conocerse la foto del cumpleaños de su compañera, Fabiola Yáñez, tomada en la Quinta de Olivos el 14 de julio de 2020, que alguien guardó durante poco más de un año para venderla a algún medio masivo de comunicación, y por ende hacerla pública en medio de la campaña electoral de cara a las próximas PASO del 12 de septiembre. Argentina es un país de odios rápidos, memoria corta y profunda hipocresía. Ni por asomo se generó tanto escándalo mediático, cuando Mauricio Macri volvió a entregar el futuro soberano de la Argentina al FMI, a cambio de 45 mil millones de dólares que se fugaron y que ahora y en los próximos años, hay que pagar resignando crecimiento. Tampoco, cuando se conocieron las cuentas offshore del hijo de Franco Macri y de sus funcionarios. Y ni hablar de la estafa al Estado nacional, concertada con el no pago del canon por el usufructo del Correo Argentino, que al día de hoy supera los 300 millones de dólares.

Nadie, en buena fe, pudo alegrarse con la foto tomada en la Quinta de Olivos el 14 de julio de 2020 –en plenas restricciones por la pandemia de coronavirus- donde se lo ve al presidente Alberto Fernández junto a su compañera Fabiola Yáñez y un grupo de diez amigos de ella, festejando su cumpleaños. Dicha imagen generó merecidas broncas e incontable dolor, en particular a familiares y allegados de las decenas de miles de argentinos fallecidos a causa de esta espantosa pandemia, que lejos de terminarse aún continúa, a pesar del relajamiento social cada vez más alarmante, máxime, si se toma en cuenta lo que sucede en Estados Unidos, Europa e Israel –por citar algunos ejemplos- con la variante Delta, donde ya se la toma como una “cuarta ola de contagios masivos”, de la que Argentina difícilmente esté exenta en las próximas semanas o días.

El presidente Alberto Fernández pidió públicas disculpas por el caso, durante el acto que encabezó en Olavarría el pasado viernes, donde anunció la reglamentación de la necesaria ley de “Zonas frías”, que beneficia con casi el 50% de rebaja en la facturación del gas, a casi 3.2 millones de hogares en 17 provincias. Asunto terminado.

Sin embargo, y como es lógico en el marco de esa leyes “no escritas” de la política, la oposición macrista/radical/lilito, comenzó a disparar toda su artillería, potenciada además, por el permanente bombardeo de los medios masivos de comunicación que generan sentido común. En ese fuego permanente, no solo se intenta instalar que Fernández merece un “juicio” político, también se lo quiere mostrar como que repite acciones de otro de los radicales olvidables: Fernando De La Rúa –de quien fueran funcionarios la mayoría de los que fueron funcionarios de “Juntos por el Cambio”-, aludiendo solapadamente a su falta de carácter e ineficiencia para la gestión del gobierno.

Sin embargo, y quizá lo más deplorable de este ataque político/mediático, es la falsedad y la hipocresía que habitan en él. Ni por asomo, los medios masivos de comunicación, atacaron con tanta vehemencia al espurio acuerdo que firmó Macri con el FMI por un total de 57 mil millones de dólares, de los que arribaron al país 45 mil millones, y ni siquiera uno de esos dólares se utilizó para genera alguna obra pública y generar empleo. Esa inmensa cantidad de dinero sirvió para engrosar los negocios del expresidente y su comitiva de cipayos con buitres y otros financistas, hundiendo al país en el presente y en las próximas décadas.

El espantoso paso del macrismo y sus aliados en sus cuatro años de gestión, dejaron más de 600 mil compatriotas que tenían empleos formales e informales, sin trabajo. Cerraron más de 40 mil pymes. Mancillaron la soberanía nacional en su legítimo reclamo por las Islas Malvinas y la defensa de los recursos naturales en el Atlántico Sur y el acuífero guaraní. Aplicaron tarifazos impagables empobrecieron aún más a la población, y cientos de clubes de barrio –verdaderos refugios para los pibes y pibas de nuestros barrios- cerraron, dejando de brindar sus esenciales tareas sociales de contención, a través del deporte y el encuentro sano de niños y adolescentes.

Y el dato que más duele. El que, en definitiva, resume las políticas aplicadas por el gobierno de coalición PRO-UCR-ARI/CC en Cambiemos: el hambre y la pobreza. Mauricio Macri y sus aliados, dejaron un gobierno con el 40.8% de pobres (al tercer trimestre del 2019, según la UCA), y el más angustiante: el 60% de los niños y adolescentes del país, (6 de cada 10) son pobres; están subalimentados, engrosan las lista de deserción escolar, sus entornos socio-económicos son paupérrimos.

Sin embargo, no se pidió juicio político por haber destruido al país, ni tampoco los medios masivos de comunicación que ejercen un verdadero “periodismo de guerra”, se mostraron “tan enojados” por la debacle nacional, que a partir de la llegada del gobierno del Frente de Todos, a paso lento pero firme –y atravesando la peor pandemia que la humanidad haya conocido en el último siglo- comenzó a poner a la Argentina de pie, camino a la vida que queremos los argentinos.

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