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La peor derrota militar de Estados Unidos: a 50 años de la victoria de Vietnam del Norte

Se estima que entre 2 y 4,5 millones de vietnamitas murieron durante la Guerra de Vietnam. Estas cifras incluyen tanto soldados como civiles, y los números varían dependiendo de la fuente. Estados Unidos ubicó su cifra oficial de soldados caídos en 58 mil, pero se estima que fueron varios miles más. Los miles de toneladas de agente naranja y otras armas químicas lanzadas por EEUU provocó decenas de miles de enfermos de cáncer y otras enfermedades entre la población vietnamita. Hoy, Vietnam, es un país moderno y pujante.

Hace medio siglo, el 30 de abril de 1975, caía Saigón. La imagen del último helicóptero despegando desde la azotea de la embajada estadounidense marcaba el fin de una guerra brutal y el inicio de un nuevo capítulo para Vietnam. Con la victoria del Frente Nacional de Liberación y la retirada definitiva de las tropas norteamericanas, Indochina se convertía en el escenario de la derrota más humillante en la historia militar de los Estados Unidos.

A diferencia de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, Vietnam no contó con un plan de reconstrucción financiado por las potencias vencedoras. Todo lo contrario: fue empujado al aislamiento internacional, bloqueado económica y diplomáticamente por Estados Unidos y sus aliados, mientras enfrentaba amenazas militares en sus fronteras, desde Camboya en el suroeste hasta China en el norte.

En ese contexto, el Partido Comunista de Vietnam asumió el control absoluto del proceso de reunificación. Con mano firme, pero también con un relato cuidadosamente construido, se propuso consolidar la unidad nacional a través de una narrativa épica. Se exaltó la figura del combatiente revolucionario, se glorificó la resistencia y se impuso una visión de la historia que buscó borrar las diferencias del pasado a favor de una identidad común, marcada por el sacrificio y la lucha.

ImagenDesesperada huida desde la Embajada de EEUU en Saigón, tras la derrota militar.

La guerra en Indochina no fue convencional. No hubo frentes claramente definidos, ni campos de batalla clásicos. Los combates se libraron en aldeas, selvas, ciudades y entre la población civil. Fue una guerra de desgaste que el Viet Minh y el Frente Nacional de Liberación supieron aprovechar al máximo, con una estrategia que erosionó lentamente a las fuerzas norteamericanas e inclinó a su favor el apoyo de la opinión pública internacional.

En Vietnam del Norte, el 70 por ciento de la infraestructura quedó destruida: escuelas, hospitales, fábricas y universidades. En el Sur, las consecuencias recayeron sobre los campos arados, los cursos de agua y las zonas selváticas y montañosas. El uso masivo de agentes químicos, como el tristemente célebre Agente Naranja, obligó a millones de aldeanos a abandonar sus tierras, sus animales y sus costumbres. De hecho, la contaminación y las enfermedades de largo plazo provocadas por las lluvias químicas siguen afectando las memorias colectivas del presente.

El saldo humano de la guerra también estremece: más de 58 mil estadounidenses muertos, 250.000 survietnamitas y cerca de un millón de soldados de Vietnam del Norte, entre el Vietminh y el Frente Nacional de Liberación, perdieron la vida. A eso hay que sumarle cerca de 2 millones de víctimas civiles.

En los años posteriores a la guerra, el Partido Comunista construyó una historia oficial que convirtió al pueblo vietnamita en un sujeto homogéneo de resistencia. La figura del nhân dân, el “pueblo”, fue elevada a categoría histórica: un colectivo heroico, abnegado, capaz de vencer cualquier invasión extranjera. Pero es narrativa no fue suficiente para garantizar la cohesión nacional.

Sin aliados poderosos tras la caída del bloque soviético, Vietnam entendió que debía cambiar. A fines de los años 80, lanzó una serie de reformas profundas bajo el programa conocido como Doi Moi (Renovación), que significó un giro respecto de su proyecto ideológico. Si bien mantuvo el control político del partido único, el país abrió sus puertas a la economía de mercado, apostó por la inversión extranjera y comenzó su integración al comercio global.

El cambio no fue inmediato. Las primeras transformaciones se vieron a comienzo de la década del 90. Hoy, Vietnam se muestra al mundo como una de las economías más dinámicas del Sudeste Asiático. Dejó atrás el estigma del país devastado por la guerra para convertirse en un actor relevante, con vínculos comerciales sólidos con las principales potencias. Supo reconstruirse desde las ruinas y consolidarse como un país soberano y en paz. Vive en calma, integrado a un mundo que no le hace fácil la tarea.

Vietnam conmemora con gran desfile militar los 50 años de la caída de Saigón

Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam. Vietnam organizó este miércoles un enorme desfile militar para celebrar los 50 años de la toma de Saigón por parte de los comunistas del Norte frente a las tropas del Sur respaldadas por Estados Unidos.

Una carroza con forma de flor de loto encabezaba el desfile con un retrato del líder revolucionario Ho Chi Minh en esa ciudad que un año después fue rebautizada en su honor.

En el cielo, aviones de combate y helicópteros ondeaban las enormes banderas rojas con una estrella amarilla de Vietnam, también presentes en muchas camisetas de las miles de personas reunidas en las calles de Ciudad Ho Chi Minh.

Medio siglo antes, los tanques del Frente Nacional de Liberación de Vietnam, el Viecong, cruzaron esas mismas calles de Saigón y se adentraron en el palacio presidencial, derrotando definitivamente al gobierno de Vietnam del Sur y asestando un duro golpe moral y militar a Estados Unidos.

Vietnam celebró el aniversario más grande de la caída de Saigón en su 50.º aniversario el 30 de abril, incluyendo por primera vez la participación de tropas chinas, tras la visita de Xi Jinping, quien buscó presentar a Pekín como un socio más confiable que Washington. (Foto de NHAC NGUYEN / AFP)Vietnam celebró el aniversario más grande de la caída de Saigón en su 50.º aniversario el 30 de abril. (NHAC NGUYEN/AFP)

“Estoy orgulloso de haber contribuido a liberar el sur”, dijo Tran Van Truong, un veterano de 75 años con el uniforme militar que viajó desde la capital Hanói, en el norte.

“Pero lo que pasó, pasó. No guardo odio para aquellos que estaban en el otro lado de la batalla”, afirmó Truong a AFP. “Deberíamos unir nuestras manos para celebrar el final de la guerra”, agregó.

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