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Atravesado por la derrota, y con su odio a flor de piel, el excandidato a vicepresidente del empresario-presidente, Mauricio Macri, y por ahora Senador Nacional, Miguel Ángel Pichetto, afirmó que: «Con algunos sectores de la Iglesia, éstos (el peronismo) inventaron el hambre, no les alcanzó con la pobreza que inventaron el hambre». Luego de cuatro años de gestión macrista frente al Estado nacional, que finalizó con una contundente derrota en las urnas, a los integrantes de la alianza Cambiemos no se les puede pedir que actúen bajo el parámetro de una moral, que ponga en el centro el respeto a la población, puesto que en innumerables ocasiones demostraron ser inmorales. Sin embrago, ahora, superaron todo desprecio. Lo dicho por el senador rionegrino en el otoño de su vida política, sencillamente no tiene perdón.
Si hubiera que definir a la Argentina macrista de estos último cuatro años, una sola palabra la resumiría: hambre. El plan económico que impulsó el empresario-presidente Mauricio Macri, y sus socios radicales y del ARI en estos años, destruyó la dignidad de millones de compatriotas, sumergiendo en la pobreza y marginalidad a casi seis millones de argentinos.
La respuesta soberana, y de profunda maduración democrática, que dio nuestro pueblo, fue a través de las urnas; tanto en las elecciones PASO del 11 de agosto, como en las generales del 27 de octubre último, donde se puso un fin de millones de papeletas, a la peor gestión de gobierno desde la recuperación para siempre de la democracia, en 1983. Peor aún, a la olvidable gestión del fallecido presidente radical, Fernando De La Rúa.
El -por ahora- Senador por Río Negro, Miguel Ángel Pichetto, traspasó un límite del que tanto él, como sus socios de la alianza Cambiemos, no podrán volver, en el día de ayer, durante el anteúltimo despido de la actual gestión-denominado mediáticamente «Gabinete Ampliado»- en el Centro Cultural Kirchner.
