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Grabois: “Fuimos como parte de Unión por la Patria y nuestra obligación es apoyar al ganador de la interna”

El dirigente social Juan Grabois, que cosechó poco más del 5% de votos en la interna que se desarrolló el pasado domingo en “Unión por la Patria”, convocó a votar a Sergio Massa.

«Lo dijimos en la campaña, lo repetimos el domingo y vuelvo a decirlo ahora. Fuimos como parte de Unión por la Patria y nuestra obligación es apoyar al ganador de la interna», apuntó el líder del Frente Patria Grande en una carta titulada «Reflexión postPASO», difundida desde sus redes sociales.

«Apoyo sí, cheque en blanco no», remarcó Grabois, porque «si seguimos en este rumbo, se le está poniendo una alfombra roja hacia la Casa Rosada a los que tenemos la obligación de derrotar». Por eso, llamó a «escuchar la voz del pueblo que está enojado, decepcionado» y planteó que la «respuesta no pueden ser palabras» sino que, dijo, «tienen que ser hechos».

Para el dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos, «nos acechan enormes peligros, pero no se gana nada únicamente por miedo a que podría ser peor. Ha quedado totalmente claro que muchos prefieren un salto al vacío que seguir como estamos».

Grabois detalló que «la intensidad» de su apoyo a UxP va a estar ligado a que Massa y su compañero de fórmula, Agustín Rossi, «asuman una perspectiva de justicia social con acciones concretas». En ese marco, pidió «medidas urgentes para el pueblo», en especial «aumento de salarios para trabajadores del sector privado, público y de la economía popular».

También exhortó a tener «una postura firme con los formadores de precios que roban el pan a los argentinos, con los bancos y financieras que cobran lo que se les da la gana».

La carta completa de Grabois: «Reflexiones post-PASO»

Este mensaje es para todos los compañeros, compañeras y simpatizantes de Argentina Humana, Justa y Soberana; sobre todo a los que militaron con el corazón la campaña en las PASO; no es un análisis de las elecciones primarias ni sobre la batalla que debemos dar en octubre contra los grandes peligros que acechan a nuestra patria, esa reflexión vendrá en unos días.

Lo que me sale ahora del corazón refiere específicamente en relación a nuestra campaña y lo que nos tocó vivir en estas pocas semanas. En primer lugar quería agradecernos y felicitarnos. No digo «agradecerles» porque tal vez sea una forma de marcar una distancia entre ustedes y yo; no me creo dueño ni de los votos ni de la militancia ni de los fiscales.

Creo que somos parte de un proyecto colectivo que creció de abajo hacia arriba, de las periferias, tratando de poner el centro siempre en el ser humano y la naturaleza. Las referencias públicas, Paula Abal Medina y yo, los diputados y diputadas, los dirigentes de todo el país, somos simplemente voceros de este espacio. Siento una mezcla rara de sentimientos por el rol que me tocó: es el peso de la responsabilidad y al mismo tiempo la alegría de que tantos me crean digno de su confianza; espero que lo hayamos hecho bien. Les aseguro que dimos todo.

Pero más allá de esa responsabilidad individual soy parte de un colectivo de miles y miles de hombres y mujeres que trabajan -con las manos, la cabeza y el corazón- por el bien de los demás, sobre todo de los más humildes, todos los días, casi siempre en absoluto anonimato, sin ningún reconocimiento más que la satisfacción de servir al pueblo.

Somos un espacio donde queremos ser buenas personas que hacen política, sea social o sea electoral, porque entendemos que es el arte del bien común, la comunidad organizada, la lucha consecuente contra toda injusticia, la conciencia de que donde hay una necesidad nace un derecho que debemos hacer efectivo; y que todo lo hacemos a contracorriente, remando en dulce de leche, bombardeados por difamaciones, subestimaciones y desprecio… sin plata, pero sin miedo.

Esto vale especialmente para los «militantes»… que son muchos más de los que se identifican como militantes, pero creo que cualquier persona que dedica una parte de su vida a los demás, a lo común, a una causa justa, al pueblo, es un militante popular.

Entre esos militantes hay un núcleo muy grande, de miles de personas, que están organizados y que hicieron un esfuerzo extraordinario para construir un David colectivo. Me refiero a ese David que con una gomera peleó contra Goliat. Esta vez perdimos, pero vamos a ganar en algún momento. Quiero decirles de corazón que los amo y los admiro, a todos, pero no puedo dejar de reconocer especialmente a los que pisan el barro de los territorios más castigados por la exclusión social y a los jóvenes que no se resignan ni al individualismo ni al falso pragmatismo. Me refiero especialmente a aquellos con los que no hablo ni me veo tan seguido, pero que en cada rincón del país agarraron la gomera y dieron la batalla.

La crítica situación de nuestro país nos exige redoblar los esfuerzos, la solidaridad y el sentimiento profundo de amor por la Patria y el Pueblo, la indignación genuina contra la injusticia y la esperanza de que todo puede cambiar y vale la pena luchar por eso en todas las trincheras, cada una en la que eligió o le tocó.

Desde el día que sorpresivamente nos tocó asumir aparecieron otros miles y miles de personas que se pusieron al hombro una campaña donde todo el financiamiento, la fiscalización y una elección en donde todo fueron aportes de gente del común, plebeya… vecinos de los barrios populares, del campo pobre, laburantes, estudiantes, científicos, artistas. El entusiasmo de la creatividad popular, de las canciones que hicieron, los videos, los dibujos, la campaña en redes, las volanteadas, las caravanas, los carritos y las casitas con los afiches en la puerta, todo eso también es militar y tiene un peso enorme.

Lo que deseo con más fervor es que no se pierdan, que no se dispersen, que a pesar de todos los problemas que cada uno tiene, sigamos unidos, que todos unamos nuestro destino a los que más sufren, con los excluidos.

No creo que «tengamos» un millón cuatrocientos mil votos; creo que somos un millón cuatrocientos mil personas que apuestan a un proyecto de país, a una visión humana, nacional, popular, latinoamericanista, una patria grande, una espiritualidad y una cosmovisión definida con claridad en la concepción de Tierra, Techo y Trabajo, recuperación soberana de los bienes estratégicos, confrontación contra los buitres financieros, el neocolonialismo en todas sus formas y las elites antipopulares; un millón cuatrocientos mil personas que somos fieles a una historia que no empezó ni va a terminar con nosotros, una historia de lucha en defensa de los de abajo y de la naturaleza, en defensa de las perseguidas políticas, de reivindicación sin adulación de los gobiernos populares que no impide sostener una perspectiva revolucionaria.

Esta perspectiva es revolucionaria porque que enfrenta la lógica capitalista del individualismo consumista, la cultura del descarte y la deshumanización, la lógica depredadora del capital, la voracidad de los modernos usureros que son los sectores financieros concentrados; que quiere enfrentar todas las castas privilegiadas, que rechaza la tecnocracia y la política entendida como «carrera profesional», la profesión de la «estabilidad», de la administración de lo que existe, sin importar si eso que existe implica una injusticia permanente, sistemática y planificada contra medio país.

Ojo, no me cabe la menor duda que entre los que no nos votaron, sobre todo entre los que votaron a nuestro rival en la interna, hay muchísimos que comparten esta perspectiva, pero no se sintieron expresados por nosotros o no creyeron que era la más oportuno en este momento. Todo nuestro respeto. Esperamos convencerlos y convocarlos la próxima. A la mayoría de los dirigentes de Unión por la Patria que militaron a nuestro rival, sobre todo a los que están más cerca nuestro en ideas y principios, nada que reprochar, es más, agradecer el respeto; y pedir disculpas por cualquier error, ofensa o palabra injusta.

La lucha no empezó con nosotros, no termina en estas elecciones y reitero que mi mayor deseo es que todos sigamos comprometidos, que en la medida de lo posible nos organicemos mejor, que aparezcan nuevos dirigentes, nuevos militantes.

Hay algo más que tengo que decir. Lo dijimos en la campaña, lo repetimos el domingo y vuelvo a decirlo ahora. Fuimos como parte de Unión por la Patria y nuestra obligación es apoyar al ganador de la interna.

Ustedes saben lo que pienso y no borro ni un punto ni una coma de lo que dije. Dije también que la intensidad de ese apoyo va a estar sin duda vinculada a que los candidatos de Unión por la Patria, el ministro Sergio Massa y el jefe de gabinete Agustín Rossi, asuman una perspectiva de justicia social con acciones concretas, que tomen medidas urgentes para el pueblo: aumento de salarios para trabajadores del sector privado, público y de la economía popular, distribución de tierras para construcción de viviendas familiares y producción de alimentos, mejoramiento de los barrios populares, defensa del ambiente y recuperación de los recursos naturales, la emergencia en adicciones, la re vinculación escolar de los pibes que dejaron las aulas, deporte, trabajo y formación en los penales y fuera de ellos como política social que también es convivencia y seguridad; una postura firme con los formadores de precios que roban el pan a los argentinos, con los bancos y financieras que cobran lo que se les da la gana, con las empresas de servicios públicos que no cumplen con la gente, con los jueces corruptos que no imparten justicia, con los buitres monetarios internacionales que nos están ahogando. También aflojar con ciertos privilegios injustificados de la política que alejan a los representantes del pueblo y que termina impidiendo a los dirigentes ver lo que realmente sucede.

Apoyo sí, cheque en blanco no. Primero porque es lo que corresponde, segundo porque si seguimos en este rumbo, se le está poniendo una alfombra roja hacia la Casa Rosada a los que tenemos la obligación de derrotar. Hay que escuchar la voz del pueblo que está enojado, decepcionado con justicia… y la respuesta no pueden ser palabras, tienen que ser hechos. Es cierto, nos acechan enormes peligros, pero no se gana nada únicamente por miedo a que podría ser peor; ha quedado totalmente claro que muchos prefieren un salto al vacío que seguir como estamos; hay que mostrar un rumbo claro y nuestra obligación es incidir en Unión por la Patria para que ese rumbo esté guiado por la idea de Justicia Social.

Estoy absolutamente convencido que Unión por la Patria puede ganar las elecciones si hace lo correcto. Quedó a tres puntos de Milei y a un punto de Juntos por el Cambio. Nosotros queremos aportar a esa victoria. Pero hay que hacer las cosas bien. Más adelante voy a referirme a este tema en particular, pero hoy quiero reafirmar la necesidad de fortalecer, empoderar y ampliar la fuerza que estamos construyendo.

Nuestro proyecto de Argentina Humana no terminó el domingo, diría que esto recién empieza… aunque la verdad es que esto empezó mucho antes que naciéramos, con todas las luchas del pueblo por un país justo, libre y soberano; pero no tengo duda que nosotros somos dignos herederos de esa tradición; hemos tomado nuestro bastón de mariscal dentro del movimiento popular y no lo vamos a soltar; no es creernos ni los únicos ni los mejores; no somos una secta, somos parte de un Movimiento que nos excede. Simplemente, creemos que traemos algo nuevo que está creciendo, que sembramos una semilla y que tenemos la obligación de regar con amor y trabajo eso que sembramos, tenemos la obligación de hacer valer las ideas y esperanzas de esa enorme porción del pueblo que cree en las banderas que sostenemos. Aunque creamos estar preparados, el tiempo, el pueblo y el movimiento dirán si nos toca o no a nosotros ir atrás, en el medio o adelante llevando esas banderas en el futuro.

Les mando un enorme abrazo a todos. Por favor no bajemos los brazos. Yo no voy a bajarlos.

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