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«Causa Cuadernos», otra operación de la Mesa Judicial Macrista que se cae: se confirmó que el amigo de Oscar Centeno manipuló los cuadernos

El juez Marcelo Martínez de Giorgi ordenó un peritaje caligráfico que confirmó que el amigo de Oscar Centeno manipuló los anotadores. La justicia nunca quiso peritar los famosos cuadernos de la entonces Mesa Judicial Macrista, en otro de sus ataques falsos contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Coincidiendo con el día del quinto aniversario de la difusión de la causa de los “Cuadernos” que sacudió a la política, la justicia y el mundo empresario, un peritaje caligráfico ordenado en los tribunales de Comodoro Py 2002 determinó que las irregularidades detectadas en los anotadores del Oscar Centeno habían sido hechas por Jorge Bacigalupo, el ex policía y amigo del remisero que había quedado al cuidado de los manuscritos antes de que llegaran a la Justicia,

“Con las limitaciones detalladas tanto e indubitado como el estudio mediante imágenes debitadas Ilue impiden visualizar particularidades del sustrato como surcado de los trazos, se infiere que formalmente surge la intervención del Sr. Jorge José Bacigalupo en la confección de las leyendas agregadas y enmendadas existentes en CUADERNO 7 — “Armando” – 29108/2013 (DSC 0322) y 10/09/2013 (DSC 0333), CUADERNO 7 — “Alem 855″ — 25/07/2013 (DSC 0307), CUADERNO 7 — “X55″ — 10/09/2013 (DSC 0333), y CUADERNO 4 — “Ing. Ferreyra” —”, dice el peritaje al que accedió Infobae que lleva la firma de los expertos de la Policía Federal, División Scopometría, que analizó las piezas, junto a los peritos de la querella de Armando Loson y de la defensa de Bacigalupo.

A lo largo de una veintena de páginas, el análisis repasa detalle de los trazos de la escritura del amigo de Centeno en relación a las enmiendas detectadas. Y deja ver que a la escritura de Bacigalupo le faltaba “espontaneidad” cuando hizo el peritaje ordenado el juez Marcelo Martínez de Giorgi.

“Resulta destacable el repaso o enmienda en algunos signos literales tales como la “y”, “r”, “n”, tachaduras, varianzas de inclinación, presionado, como de magnificación y compresión de palabras; todo ello indicativo de la falta de espontaneidad en su concreción, lo que, si bien puede ser atribuido a un estado de nerviosismo del acto propio, resulta destacable y pasibles de mención en las variaciones ejecutivas desplegadas a lo largo de la formación de dicho cuerpo”, se afirmó.

Con estos resultados, el juez Martínez De Giorgi ordenó el análisis de los teléfonos y las computadoras que se habían secuestrado en la casa de Bacigalupo el 10 de mayo pasado en un allanamiento y que habían quedado a la espera de análisis frente a los resultados de este peritaje.

Precisamente, el análisis de este material se hizo sobre copias digitales de los manuscritos. Y solo sobre las enmiendas que denunció Loson, no sobre la totalidad de los cuadernos. El Tribunal Oral Federal 7, que tiene en sus manos las piezas que aparecieron en 2019, se negó a entregar los originales para este análisis. La fiscal de juicio Fabiana León, además, fue crítica ante el TOF por la existencia de esta causa en el cuarto piso de Comodoro Py 2002, que tiene como denunciante a uno de los empresarios procesados en la causa principal. Entendió que existía un ataque político contra la causa que buscaba debilitar las pruebas.

La causa que lleva Martínez De Giorgi investiga las irregularidades denunciadas por el empresario Armando Loson en las hojas que aludían a él. Un peritaje caligráfico ya determinó que hubo otras manos que escribieron los cuadernos además de las de Centeno. La pregunta era entonces quién los pudo haber manipuló El juez dispuso analizar los registros caligráficos oficiales de Hilda Horowitz, la ex mujer de Centeno, y de Bacigalupo, el amigo de Centeno.

El análisis sobre la letra de la mujer dio negativo, pero el estudio sobre la letra de Bacigalupo abrió las sospechas. “No puede descartarse una posible participación del nombrado en las alteraciones y/o modificaciones de los manuscritos cuestionados, cuya sospecha habilita a indagar en la recolección de otras pruebas válidas para el éxito de la investigación”, sostuvo el informe.

Frente rente a eso, el juez Martínez de Giorgi dispuso allanar la casa de Bacigalupo, en la calle Moldes en el barrio de Belgrano, para secuestrar “todo tipo de anotaciones, manuscritos en original o copia” y “dispositivos electrónicos (teléfonos, celulares, notebook, tablets, computadoras, pendrives, tarjetas de memoria, micro SD, discos rígidos, discos externos, aparato electrónico, informático y/o digital, como cualquier otro dispositivo que permita -entre otras funciones- almacenar datos y registrar información que hubiere en el lugar”.

Y luego llamó a Bacigalupo para hacer un cuerpo de escritura con el fin de ser comparado con las irregularidades que detectó Loson. “Las relaciones de proporcionalidad y de ubicación de signes respecto a la lineatura de base también se reiteran en calidad y cantidad, lo que permite colegir una misma génesis gráfica en el conjunto”, señala el informe pericial.

En la megacausa de los cuadernos, ya elevada a juicio oral, son muchos los empresarios acusados que siguen con atención el curso de esta denuncia. Varios de los acusados habían pedido inicialmente una pericia sobre los cuadernos pero no tuvieron suerte. Pero Loson, con el asesoramiento del abogado Carlos Vela, hizo una denuncia en otro juzgado: presentó en abril pasado un estudio pericial privado que reportaba “más de 1.600 alteraciones del texto original: 1.373 sobre escritos y 195 correcciones con líquido corrector, a la vez que pudieron visualizarse 55 enmiendas o testados, entre otras anomalías”.

El informe también reseñó que en una de las imágenes es posible “corroborar que discrepan ampliamente las características de la forma y formación respecto de las restantes producciones manuscritas, procediendo ambos grupos de diferentes manos autoras”. También indicó un inesperado cambio en la velocidad de la escritura con que se escribieron los primeros cuadernos y los últimos.” Es por eso que surgió la sospecha de un “dictado” en el entorno de Loson.

Al comienzo de la causa, Loson, del grupo Albanesi, había sido uno de los primeros detenidos. También fue uno de los que selló un acuerdo de imputado-colaborador con la fiscalía. Cuando empezó esta causa, el empresario no estaba entre los implicados que habían sido enviados a juicio. Su defensa planteaba que su caso debía ser enviado a la justicia electoral porque sus aportes habían sido para campañas políticas.

El fiscal Stornelli intentó que esta causa de las irregularidades fuera incluida en el expediente principal, pero fracasó en la jugada. No obstante, el juez Julián Ercolini mandó a Loson a juicio oral por el megaexpediente. En el ínterin, esa denuncia de irregularidades siguió su curso. En tribunales se preguntan cómo podría impactar estos resultados en el futuro de la megacausa de los cuadernos.

Fuentes varias.

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